Bluma

Bluma, la luz después de la tormenta.

Cuando llegaba al refugio, apenas quedaba de ellas mas que su piel y sus huesos.

Su cuerpo era un testimonio viviente del abandono y el sufrimiento: sus costillas marcadas, su cadera prominente y su mirada, aunque dulce, reflejaba el cansancio de quien ha luchado demasiado. Tenia varios tumores de mama y el hambre le había consumido hasta el extremo. Pero su corazón seguía latiendo con ganas de amar. 

Tras compartir su historias en las rrss, gracias a varios vecinos fuimos sabiendo más de su historia. Y es que Bluma vivía atada dentro de una finca, privada de libertad y afecto. Como si su vida no valiese nada. Meses sin comida, sin una mano amiga… y aun así, Bluma nunca dejo de confiar en las personas.

Es difícil de entender como ha podido sufrir tanto y, a pesar de todo, seguir regalando amor. Porque Bluma es pura ternura, una perra mayor de unos 10 años que, lejos de volverse desconfiada o arisca, se deshace de cariño hacia quien se acerca a ella. Le encanta estar rodeada de personas, se lleva bien con otros animales y agradece cada muestra de cariño, como si de un tesoro se tratase.

PERO A PESAR DE SER UNA MARAVILLA DE PERRA, SU TIEMPO SE AGOTA … no podemos permitir que pase sus últimos días entre rejas, sin el calor de una familia de verdad.